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     El Aikido (vía de la unión con la energía universal) es una de las artes marciales mas evolucionadas que existen. Su fundador O Sensei Morihei Ueshiba (Tanabe - Japón, 1883 – 1968), formado en varias escuelas de artes de combate, ju jutsu (Kito ryu, Dayto ryu) ken jutsu y lanza entre otras, entrenó duramente durante muchos años hasta llegar paulatinamente a la creación de lo que inicialmente él denominó Ueshiba Ryu Aiki Ju jutsu, Aiki Budo y finalmente, sobre 1942 con su definición final de Aikido.
     Para muchos expertos de la Vía, el Aikido condensa y amalgama lo mejor de la esencia de las artes de combate japonesas, lo que llevó al fundador del Judo, Jigoro Kano a expresar “he aquí mi Budo ideal”, contemplando una demostración de O Sensei.
     Morihei Ueshiba incorporó al Aikido gran parte de las técnicas aprendidas en otras disciplinas, la influencia del ken jutsu y iai jutsu son visibles en sus técnicas. Brazos y manos representan muchas veces un sable mas que un miembro de carne y hueso. La consecución de un centro estable es una de las bases fundamentales de la práctica. Los principios dinámicos y físicos manifestados en fuerzas centrípetas y centrifugas, se manifiestan en sus movimientos. El vacio creado por el aikidoka experto, debería absorber la energía, a priori en su contra. De la confrontación de dos esferas de influencia, pasamos de manera natural a la unión de dos centros para que finalmente, un solo Hara ejecute la acción.
     Profundamente religioso como era, Ueshiba incorporó enseñanzas del esoterismo budista y del Sintoismo, como prueba su relación con Onisaburo Deguchi, de cuyo grupo religioso, Omoto Kyo, todavía quedan reminiscencias en algunos ejercicios respiratorios del Aikido.
     Con el tiempo, Ueshiba fue abandonando los términos, enemigo, adversario y contrario, para finalmente utilizar exclusivamente Uke y Tori. O Sensei llegó a la conclusión de que intentar vencer a los demás con el empleo de la fuerza bruta, era un ejercicio vacio.
     Su práctica se dilató hasta tres meses antes de fallecer a los 86 años, “este viejo cuerpo, aun tiene que entrenar y entrenar…”
Nos dejó un inmenso legado, un arte marcial vivo y refinado, en constante evolución, El Aikido.